Especial por Nirvana González Rosa
Coordinadora General Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC)
“…Debemos acabar con los vendajes que diversas ideologías y religiones han puesto a nuestras consciencias, encogiéndonos de paso el alma y lacapacidad de decisión sexual y reproductiva.” Dra. María Ladi Londoño
En la región latinoamericana y caribeña, irrespetando el hecho de que la separación Iglesia Estado es un valor democrático en sí, y que muchasnaciones históricamente han reconocido esta condición con rango constitucional, en los últimos años ha sido persistente la intromisión de lasjerarquías de iglesias nacionales en las propuestas de políticas públicas y en las legislaciones.
No obstante, los principios democráticos sostienenque ninguna religión debe tener el derecho de imponer sus convicciones a fieles de otras religiones o a los no creyentes, pues las políticaspúblicas deben valer por igual a todos los miembros de una sociedad. Esto se ha observado recientemente en países tales como Honduras, Brasil,Chile, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Uruguay, entre otros, en particular lo relativo a la legislación relacionada a los derechossexuales y los derechos reproductivos. Del mismo modo, jerarcas de las iglesias se han encargado de obstaculizar la aprobación de documentos yacuerdos internacionales trascendentes, así como de su ejecución, consignados por la mayoría de los países del mundo, impidiendo así el plenoejercicio de los derechos humanos de todas y todos por igual.
Nuestros cuerpos constituyen el primer territorio potencial de ejercicio de ciudadanía y por ende de la democracia. Pero esto no lo acaban de asumirni respetar los gobernantes.
Con la reciente determinación planchada y antidemocrática del Senado, de colgar a la designada Procuradora de las Mujeres, Johanne Vélez, pormotivos supuestamente “moralistas”, Puerto Rico se une a varios de los países hermanos y se distancia de la actual política del Presidente Obama enlos Estados Unidos, que intenta volver a recuperar una apertura hacia el respeto de los derechos sexuales y los derechos reproductivos, en tantoderechos humanos, por lo que podemos afirmar que en nuestro país se está dando franco retroceso.
La separación entre las Iglesias y el Estado es la única forma aceptable de gobierno en sociedades democráticas. Es de suma preocupación la obvia yfuerte presencia de rasgos fundamentalistas en varias de las corrientes de pensamiento de Iglesias, que intervienen y son permitidas dentro delgobierno Puerto Rico. Un rasgo clásico del fundamentalismo es la sumisión extrema a los dogmas de fe, una sola visión de mundo, que se pretendenhacer prevalecer por encima de la razón, el adelanto científico, las leyes del Estado de derecho y los derechos humanos de toda la ciudadanía. ElSenado de Puerto Rico, se sometió y se “casó” con los dogmas de fe, violando el Estado de derecho y en contra del resto de la población que opina ysiente distinto.
Lo que estamos observando con indignación y repudio es la imposición de dogmas y fundamentalismos por distintas religiones que quieren ejercer elcontrol del pensamiento y comportamiento de las personas e imponer una enseñanza hegemónica de una sola forma de ejercer la sexualidad. Lo que estáprevaleciendo es el deseo de ciertos grupos de mantener el control político, no importando para ello negociar los derechos ciudadanos, en especial,los derechos de las mujeres.
Es la dictadura del patriarcado más fundamentalista, la que gobierna a Puerto Rico hoy por hoy. Ante este panorama, las mujeres vamos a reclamar yexigir el pleno ejercicio de nuestros derechos, así como rechazar cualquier acción o determinación antidemocrática, que no cumpla con el Estadoderecho vigente en Puerto Rico o no responda a la diversidad de todas y todos en equidad e igualdad.
Señores y señoras de la legislatura de Puerto Rico, ¡saquen sus rosarios de nuestros ovarios y nuestros cuerpos! La democracia es laica o no es democracia.
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