Buscapié/ El Nuevo Día
25-Junio-2008 Carmen Graciela Díaz
En el nombre de la Iglesia, de la educación y del patriarcado. Así sea. Aniquilada queda la “perspectiva de género”.
La primera plana del semanario de la iglesia decía “Ideología errada para las escuelas públicas”. Al abrirlo, pienso que el artículo atacará a los maestros que llegan a las aulas sin saber un pito de lo que enseñan o que le echará leña al poco énfasis que se da en las escuelas a la construcción de buenos ciudadanos, más allá de la matemática, el inglés y el español.
Pero no. En la noticia subyacía un látigo que azotaba la iniciativa del Departamento de Educación (DE) y la Oficina de la Procuradora de las Mujeres de “institucionalizar la perspectiva de género” en todas las materias, proyectos, etcétera, del DE. Pero, ¿qué hace esta nota? Predecible por demás, les da fuete a los “gender studies” y cómo éstos promueven “diferentes formas de familia”, que “la heterosexualidad se considera aprendida” y que “la igualdad de la mujer implica que se apodere de su sistema reproductivo”. ¡Cedazo fundamentalista!
Hablar de género no es tan sencillo como decir que entre la mujer y el hombre debe haber igualdad en pro de evitar la violencia. En este artículo, no se estableció cuál fue la fuente para escribir sobre lo que significan los estudios de género. Si la Iglesia, Educación o la Procuradora deciden hablar de género, lo menos que pueden hacer es consultar fuentes fehacientes, no mal informar a la población y no achicar o agrandar ese término para acomodarlo a sus intenciones, lo cual naturalmente se presta a malinterpretaciones. A la ambigüedad hay que huirle como al mismísimo demonio.
El género va ligado a la configuración de la identidad pero siempre hay quienes tildan de abyectos los movimientos que hablan del ser humano dentro del marco de la sociabilidad y fuera del patriarcado.
El que esté libre de pecado, que tire laprimera piedra.
*La autora es periodista cultural y editora.
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